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LA GOLEADA DE FRANCISCO CON AMORIS LAETITIA

¡Menudo gol les han marcado a algunos! Pensaban tener el mejor equipo, con la mejor defensa y el mejor portero, al final solamente para ésto. Cual hinchas descontrolados defendían, y algunos aún defienden a capa y espada, los colores bergoglianos, asegurando que nada podría cambiar Francisco en materia de doctrina, solo en la pastoral.

Pero señores, ya que hablamos en términos futbolísticos, la goleada que les han marcado a estos «sabios e inteligentes» hermanos en la fe ha sido impresionante y la cara de bobos que se les ha quedado no es para menos. Me recuerda cuando en el año 83, en la fase de clasificación para la Eurocopa, nuestro país ganó 12 a 1 contra Malta. Los pobres malteses veían entrar en su portería las pelotas sin saber ni cómo, jugada tras jugada. Pensaban, al principio, poder remontar el marcador, pero fue tan contundente el equipo español, y tan poca la calidad del juego de los contrincantes, que no hubo forma alguna de levantar cabeza.

Paradójicamente,  ciertos pardillos creían estar bien entrenados en las «lides eclesiásticas» y se apoyaban en sus estudios teológicos y en sus carreras canonísticas diciendo: ¡Es imposible, Francisco nunca cambiará la moral! ¡Nada va a cambiar! decían.  ¡Cómo se están arrepintiendo de haber jugado en el equipo perdedor! Ahora se están dando cuenta, tal vez, de que les dieron gato por liebre. Pero no será por no haberles tratado de abrir los ojos, no. Más bien por haber sido cabezones hasta la saciedad, necios o tal vez cobardes. O tal vez una mezcla de las tres cosas, no lo se, la verdad.

La noticia que me hace empezar de esta guisa es, ni más ni menos, la de la abominable intervención de monseñor Marcello Semeraro, Obispo de la diócesis italiana de Albano y secretario del Consejo de Cardenales del Papa, que ha presentado en la Pontificia Universidad de Comillas, una conferencia para hablar sobre la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia. Como suelo hacer en algunos de mis escritos, voy a dar mi propia opinión en color rojo sobre el artículo, rebatiendo las palabras de monseñor Marcello, que a mi entender, distan mucho de la verdad y de la ley de Dios muy bien descrita en el decálogo, y que hasta un niño de primera comunión entendería. Su conferencia se centró en explicar «el discernimiento que deben llevar a cabo las personas divorciadas de un primer matrimonio católico y vueltas a casar civilmente de cara a la participación de la Eucaristía». Vamos a ver, me pregunto si monseñor Semeraro tiene nociones de catecismo Astete, ya no hablo de documentos más elevados, sino de un simple compendio de lo más elemental que un cristiano debe conocer. El sexto mandamiento de la ley de Dios dice: «No cometerás actos impuros» y si uno tiene relaciones sexuales con alguien que no es su marido o su mujer, está cometiendo un pecado mortal contra la pureza, y por tanto, al ser mortal, no hay posibilidad de recibir la comunión EN NINGÚN CASO.  

Sigue diciendo Semeraro: 

«…distinguir los católicos casados de nuevo civilmente de los que están conviviendo con su pareja sin matrimonio civil». Monseñor Semeraro olvida que, vivir en pareja, o lo que hoy llamamos «pareja de hecho» y vivir casado por lo civil, es exactamente lo mismo a los ojos de Dios: PECADO. 

El punto 298 de la Amoris Laetitita habla de una segunda unión consolidada en el tiempo, conocimiento de la irregularidad de su situación y gran dificultad para volver atrás sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas. ¡Cuánta mentira, Dios Santo! Habla este punto de una «unión consolidada en el tiempo»……y yo pregunto ¿Quién garantiza que una unión no bendecida por el sacramento del matrimonio vaya a perdurar por siempre? ¿Quién es el que pone la mano en el fuego para decir que si me separé de un matrimonio canónico para unirme en unión civil, voy a ser luego fiel hasta la muerte, si he fallado en la oportunidad de un sacramento que me otorgaba gracia para confirmarme en esa fidelidad? ¿Dónde queda la indisolubilidad del matrimonio católico? ¿A dónde apuntan estas palabras? ¿A confiar más en la unión civil que en la gracia sacramental? ¡Tremendo!

Al casarse civilmente han dado un paso adelante y no pueden volver atrás. ¿Paso adelante casarse civilmente? ¿Qué pensará Dios de ese «paso adelante»? ¿Por qué motivos no pueden volver atrás? ¿Dónde queda el «vete y no peques más»? ¿Cristo pide imposibles al pecador? Su situación es distinta a las parejas que conviven puesto que no han dado ese paso adelante”. Su situación es idéntica a los ojos de Dios, es una situación de pecado mortal, y lo único que la hace diferente es que  a nivel legal y de cara a la sociedad, son personas casadas, pero esa «legalidad» lo es solamente para el mundo, nunca para Dios, y repito, eso no garantiza en nada que ese matrimonio civil vaya a perdurar permanentemente. 

El obispo matizó que, al dar ese paso adelante, consolidar un matrimonio civil, con nuevos hijos, con probada fidelidad, entrega generosa, compromiso cristiano, piden  ayuda y orientación en su situación”. Más de lo mismo. ¿Probada fidelidad, si han faltado a la fidelidad del sacramento que es la gracia que Dios da a los contrayentes para poder ser fieles? ¿Consolidación de un matrimonio civil porque hay hijos de por medio? ¿Y los hijos, si los hubo, del matrimonio canónico? ¿Esos no merecen que sus padres sean fieles? ¿Sólo lo merecen los de la unión civil? ¿»Entrega generosa y compromiso cristiano»? No sé yo de qué generosidad estamos hablando si han sido unos egoístas al dejar a su verdadero cónyuge para unirse con otro que no lo es, y no sé de que tipo de compromiso cristiano pueden hablar, cuando el compromiso que se dieron en el altar al recibir un sacramento, lo han roto. Palabras y más palabras, falsedades y mentiras envueltas de falsa misericordia.

Continúa Semararo: «si, tras un reflexionado discernimiento y con ayuda de la dirección espiritual,  se llega a la conclusión que algunas de estas personas pueden comulgar ¿deben vivir como hermano y hermana o pueden seguir manteniendo relaciones conyugales? Marcello Semeraro explicó que en este punto, Amoris Laetitia da un paso sobre la Familiaris Consortio,  la exhortación apostólica que escribió san Juan Pablo II sobre la unidad familiar.  “¿Qué significaría que vivan como hermano y hermana personas que tienen hijos? Está enmendándole la plana a la Encíclica Familiaris Consortio, en la que explícitamente se dice eso, que ellos, deben vivir como hermano y hermana. ¿No se dan casos entre verdaderos matrimonios canónicos en los que por diversas y graves circunstancias, como enfermedad, precariedad grave u otras circunstancias serias, los esposos se abstienen  de tener relaciones, y eso no afecta en absoluto a esos hijos que tiene el matrimonio? ¿Acaso los hijos sustentan su equilibrio en base a que sus progenitores tengan relaciones sexuales, o en que en el hogar haya un clima de respeto y en ser tratados con amor y consecuentemente reciban una buena educación?  

«El paso que da adelante Amoris Laetitia con respecto a Familiares Consortio es que puedan expresar su afecto en su situación, y aquí es donde entraría el acompañamiento y la guía del director espiritual”, afirmó el secretario del Consejo de Cardenales. Osea, que estamos ya en el meollo de la cuestión: Según Semeraro, «PUEDEN EXPRESAR SU AFECTO EN SU SITUACIÓN», o lo que es lo mismo, se les permite incurrir en pecado mortal. Entonces, según discernimiento de un «director espiritual» se les permitiría o no recibir la Eucaristía. Yo espero que haya muchos directores espirituales de verdad, que usen de la «objeción de conciencia» para no tener que lidiar con estas mentiras y abominaciones de discernir si uno en pecado mortal puede o no comulgar. Porque la duda no existe: materia grave, pleno conocimiento y plena advertencia. Eso es pecado mortal y por tanto, no hay duda sobre ello: No se puede recibir a Cristo en la Eucaristía en estos casos y punto.

Y añadió: No es una relación hermano y hermana, sino conyugal. Son personas que tienen hijos y tienen entre ellos una responsabilidad en su relación. Gaudium et spes (la constitución dogmática que fue escrita por los padres conciliares y aprobada por el beato Pablo VI sobre la alegría y la esperanza) dice que aquellos matrimonios que se abstienen de tener relaciones conyugales ponen en peligro su relación, pudiendo cometer infidelidades”. Otras mentiras más. Vamos por partes. Dice que no es una relación entre hermano y hermana, sino conyugal. ¿En base a qué dice eso monseñor? ¿En base a que tienen hijos? Pues por esa regla de tres, cualquier hombre o mujer que viva promiscuamente, y tenga hijos de relaciones distintas, podría vivir en cada una de ellas una «relación conyugal», pues en sus propias palabras, tienen entre ellos una responsabilidad en su relación por tener hijos en común ¿no es eso lo que se desprende de sus palabras? 

En cuanto a lo que dice en referencia a la Gaudium et spes, es muy torticera la frase que monseñor expresa. La encíclica  está hablando de matrimonios verdaderos, matrimonios canónicos, y se hace referencia a los casos en que por desidia u otras razones, se dejan de tener relaciones dentro del propio matrimonio, lo cual podría derivar en adulterio, precisamente el pecado que cometen aquellas personas por quienes ahora están abogando pidiendo ser admitidos al sacramento de la Eucaristía. ¿Ven ustedes el engaño? ¿Ven ustedes cómo están tratando de torcer la verdad para que libremente se pueda profanar a Dios dando la comunión a los adúlteros? 

Durante su conferencia, monseñor Marcello Semeraro recordó que fue san Juan Pablo II quien impulsó el discernimiento, en el punto 84 de la Familiaris Consortio (la unión familiar) titulado “divorciados y casados de nuevo”. En éste, el papa Wojtyla pide a toda la comunidad cristiana que “ayude a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida”. Hay que recordar a monseñor que precisamente eso lo dijo san Juan Pablo II. Pero parece que ahora, con Amoris Laetitia hemos traspasado la raya, y ya no solamente hay que ser caritativos con estas personas, ahora, hay que permitirles como bautizados, no solo lo que decía el Papa Wotjtyla, participar de la escucha de la palabra de Dios. Ahora, según Amoris Laetitia, ellos deben poder comulgar si lo estiman oportuno. Una descontextualización muy perversa, por cierto. 

Después de afirmar todas estas barbaridades, utiliza el «double mind» tan típico y al que tan acostumbrados estamos todos desde que Francisco subió a la silla de Pedro y dice: “La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura, reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado de vida contradice objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio”. Monseñor entra en contradicción. No hay forma humana de entender toda esta sarta de engaños. ¿Cuándo, según monseñor, cuándo, según Amoris Laetitia, se puede y cuándo no, dar la comunión a un divorciado conviviendo maritalmente con una persona que no es su cónyuge? ¿No es suficientemente claro que no se puede y que así lo sabemos desde siempre? ¿Qué interés tienen estos divorciados y vueltos a casar de recibir a Cristo en la Eucaristía, si lo que profesan con su vida es contrario a los preceptos de ese mismo Señor a quien pretenden recibir? ¿ No dijo Cristo que quien mire a una mujer en su interior deseándola ya adulteró con ella? ¿No muere San Juan Bautista por denunciar el adulterio de Herodes con Herodías, esposa de su hermano? ¿No mueren San Juan Fisher y Santo Tomás Moro por la misma situación de otro monarca, Enrique VIII? ¿Qué pueden alegar contra estos hechos estos malos ministros que quieren hacer caer a eterna condenación a aquellas almas que no quieren cambiar de conducta y acallan su mala conciencia refrendándose en estos falsos pastores? ¿Qué obscuros deseos les mueven para querer que otros coman y beban su propia condenación?

Recuerdo muy bien, cuando en mis inicios en la defensa de la vida, estudiando cómo se logró introducir el aborto en España, lo primero que se buscó fue la manera de hacer sentir pena por la mujer en distintos casos, como el de la violación, o el de la malformación del feto, o los problemas psíquicos derivados de tener un embarazo indeseado. Estos eran los «primeros tres supuestos», y la gente se los tragó. Fue la primera ley, LA LEY COLADERO, la ley a la que cualquiera se podía acoger, pues era fácil engañar y decir que por causa del embarazo y dificultades en la vida, el bebé que venía en camino traía nuevos problemas psíquicos a la madre. Basándose en mentiras, edificaron una «verdad» y sacaron la ley inicua del aborto no penalizado. Ahora tenemos una de las leyes más permisivas del mundo, y se esgrime ya como derecho, lo que antes era penalizable.

En este sentido, creo que hemos llegado a un punto muy similar en la Iglesia con Amoris Laetitia. Ellos han creado una «pastoral coladero», es decir, una pastoral permisiva «en ciertos casos», como en los inicios de la ley del aborto, a la cual se podrán acoger, según criterios diversos y según «acompañamientos y direcciones espirituales laxas» aquellos que lo deseen, y lograrán comulgar todos los divorciados vueltos a casar que así lo quieran. Habrán conseguido lo mismo que se logró con el aborto en su momento; convertir en derecho lo que siempre fue, es y será en la Iglesia un sacrilegio: comulgar en pecado mortal.

Finalmente en esta presentación también intervinieron el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, el cardenal Lluís Martínez Sistach; el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, el padre jesuita Julio Martínez y el profesor de teología pastoral de Comillas Pablo Guerrero.

Guerrero afirmó que » la novedad de Amoris Laetitia es que no cambia nada en temas de doctrina pero cambia todo, porque una cosa es el depósito de la fe y otra como se adapta. Esta exhortación apostólica del Papa es fruto de dos sínodos de obispos. ¿Cómo es que algunos ponen todavía en tela de juicio que la Amoris Laetitia no es un documento pontificio, del magisterio de la Iglesia?»

Comprenderán por qué he titulado al artículo «LA GOLEADA DE FRANCISCO CON AMORIS LAETITIA». Nos han tratado de marcar unos cuantos goles, sí señor, y de los que enfurecen de alegría a los hinchas. Pero, amigos, todos estos goles han sido marcados a fuerza de engaños, a fuerza de zancadillas al contrario, a fuerza de taparles los ojos a los linieres para que no saquen las tarjetas que tienen que sacar cuando hay alguna falta, o penalti. Gracias a Dios, hay personajes de prestigio que tras revisar despacito y con «moviola» todos los aspectos y los puntos de Amoris Laetitia, han levantado la voz alertando de las dobles interpretaciones que se pueden hacer de dicha exhortación y de lo peligroso que puede resultar este hecho. La callada por respuesta ha sido su pan, como era de esperar. A aquellos hinchas de Francisco que aun esperan que aclare que no se va a dar la comunión a los divorciados y vueltos a casar en convivencia marital, les doy un consejo: vayan tomando asiento, porque se van a aburrir de la espera. ¡Dios quiera que me equivoque!

Montserrat Sanmartí

  

 

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Como Vara de Almendro

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11 Comments

  • Yo también recuerdo las primeras discusiones en la red a propósito de AL, cómo se nos acusaba de «alarmistas» y hasta se escandalizaban los «misericordiosos» de nuestro «rigorismo»; nos citaban los puntos ‘double mind’ del documento y nos reprochaban esa «obsesión» por la famosa nota a pie de página. Y los cultísimos nos repetían eso que usted cita de que es un documento pastoral y que nunca -torpes nosotros- podría cambiar la doctrina. Ni siquiera cuando la Conferencia Episcopal Filipina anunció que iba a dar la comunión a diestro y siniestro: que ha sido la opinión personal del presidente de la Conferencia, que eso no implica una toma de posición oficial, que si ya está bien de exaltarse sin fundamento…
    Tiene usted toda la razón: goleada. Pero, ojo, porque todavía con todos esos balones en su red, muchos son los que siguen erre que erre, negando la mayor. Y nosotros siendo calificados con toda clase de improperios. Así que nada que hacer. Aunque Bergoglio salga al balcón de la Plaza San Pedro y suelte un «hagan lío, comulguen como y cuando quieran», seguirán los de siempre interpretando que en realidad se atiene a la doctrina porque no mencionó expresamente a los separados en nueva unión.
    Se agradece la reflexión y sus puntualizaciones. Aunque lo obvio sea hoy día lo sorprendente.
    Bendiciones.

    • Lo que debe saberse es que es parte de un proceso que arranca con la revolucion francesa y busca concluir con la supuesta libertad absoluta del ser humano que para las sectas secretas significa no obedecer la voluntad de Dios

  • Excelente articulo, que falta de misericordia con los hijos del matrimonio canónico ,y con el cónyuge vrerdadero y generalmente abandonado .
    Esperemos que cada vez más voces se unan sin cobardía

    • Yo soy uno de esos cónyuges abandonados, mi esposa me abandono junto con mis hijos para irse a vivir
      Con otro actualmente ya estoy en el último paso para mí anulación matrimonial, donde queda la misericordia para mí, no volverme a enamorar para no condenarme aunque yo no Tube nada de culpa y luche por mi matrimonio hasta cansarme, me volví a casar civilmente y sé que no estoy en gracia y si vieras como me siento señalado y criticado por mis hermanos que antes me querían y ahora porque supuestamente estoy enmarcado yanninme quieren, no hablen sin hablar, no den pasos hasta que tengan los zapatos de otros, no sean conservadores, cuantas personas no comulgan fantamdo al mandamiento de amar al prójimo es pecado también entendamos que no ay pecaditos ni pescadotes es pecado y ya.

      • Estimado Héctor: solamente la Iglesia Católica defiende a quien fue abandonado siempre. Usted fue víctima de un abandono, le cambiaron por otra persona, traicionando su fidelidad. Usted no tuvo la culpa, como bien expresa, pero, si hubo matrimonio, usted y su esposa se comprometieron hasta la muerte, el uno con el otro. Si una parte falla, la otra debe mantenerse fiel, aunque eso sea a los ojos del mundo una crueldad, pero no lo es a los ojos de Dios. Dios sigue dando la gracia del sacramento del matrimonio para seguir siendo fiel al cónyuge que ha provocado la separación. En cuanto a los hijos que usted tiene, precisamente, este artículo dice que es injusto que se trate de hacer creer a la gente que tras una nueva unión, en la que también hay hijos, debe haber relaciones sexuales para que no se cometa «infidelidad» y los hijos de esta nueva unión no se vean afectados. ¿Cómo hablar de evitar la infidelidad, si en esa nueva unión se vive de forma permanente en infidelidad a la verdadera pareja? En este escrito tratamos de hacer entender a la gente que eso es injusto, por ejemplo, en un caso como el suyo, donde sus hijos bien merecían también la fidelidad de ustedes dos, que en este caso fue rota por su esposa. ¿Dónde quedan, pues, los derechos de sus hijos a tener un padre y una madre? ¿No ve que en el artículo no se le ataca a usted, sino que se trata de corregir el error de aquellos que dicen que para que los hijos de una segunda unión no tengan que sufrir las consecuencias de una infidelidad, la pareja debe mantener sexo? Eso es aberrante, Héctor. Usted, si realmente vivía en matrimonio canónico, es el que tiene derecho a la fidelidad de su esposa, en favor de sus hijos legítimos. Por eso he comentado en el artículo que entonces cualquier persona promiscua que tenga hijos de varias parejas, tiene que tener sexo con todas ellas, según se desprende de las palabras de Semeraro, porque esos hijos tienen derecho de tener referentes de padre y madre.
        En cuanto a lo de que se haya casado usted civilmente, si convive maritalmente con esa persona, es cierto lo que dice, está en pecado grave. Creo que la crítica no vale, vale un consejo de hermanos en la fe. Simplemente recordarle que la vida, como dijo Santa Teresa, es una mala noche en una mala posada. Es decir, puede durar más o menos años, pero al final, lo que importa es morir en gracia de Dios. Si vivimos en gracia santificante siempre, si al menos lo procuramos, lo más probable es que muramos de esa forma. Es importante recordar que el maligno trata de engañarnos, y desesperarnos, para perder la paciencia, en caso, por ejemplo, de tramitar una nulidad, de la cual nadie está seguro hasta que se comprueba que existió. Mientras tanto, uno debiera esperar y mantenerse en castidad, hasta que se demuestre que no hay vínculo matrimonial y es en ese momento cuando uno puede buscar otra persona y casarse. Ese es el verdadero procedimiento. Si alguien le critica o le señala, eso no está bien. Si alguien le corrige y le exhorta a vivir como Cristo y la Iglesia nos enseñan, debe pensar que lo hacen por un bien suyo y salvación de su alma.
        Desde Como Vara de Almendro oramos por usted, para que pronto pueda vivir nuevamente en la gracia del Señor, pueda comulgar, y en caso de que se declare nulo su matrimonio, pueda casarse canónicamente y vivir en estado de gracia santificante de modo permanente.
        Un cordial saludo en el Señor.

  • Enhorabuena por el clarificagor artículo.
    Ya tenemos aquí la falsa iglesia. ¿Últimos tiempos?
    Y obispos y sacerdotes err que err con el error.
    En Canada los pastores han publicado una pastoral para dar los sacramentos, incluida la comunión, a los que quieren suicidarse. Según ellos la misericordia está por encima del mandamiento NO MATARÁS.
    A los sacerdotes se les hace la boca agua al hablar del amor al prójimo pero son unos zoquetes el verdadero amor intenta salvar almas no tener contentos a los sodomitas, adúlteros y suicidas.
    El Señor tenga piedad de su Iglesia e intervenga pronto.

  • Gracias Montserrat por tu artículo, excelente. Es que este ¿acaso no está enterado de los Diez Mandamientos y ni siquiera del catecismo?
    Respecto a Bergoglio y parodiando tu título…como decimos en Argentina «es un pelotazo en contra»
    Bendiciones

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