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Resistir en tiempos de prueba. NADA NI NADIE NOS PODRÁ SEPARAR DEL AMOR DE DIOS

Hace unos 12 años llegó a mis manos un libro particular a través de una lectura escolar obligatoria de una de mis hijas. Siempre trato de informarme al máximo de lo que leen mis hijos, porque sabemos lo perjudicial que puede llegar a ser un libro malo en manos de un adolescente. Así que me interesé en saber más del tema y terminé por leerlo completo. El libro en cuestión se titula «Cuando el mundo gira enamorado», y es  una semblanza novelada de la experiencia del prestigioso psiquiatra Viktor Frankl, uno de los más importantes especialistas en psiquiatría del siglo XX, quien también escribió el espectacular libro de gran difusión «El hombre en busca de sentido».

Por su origen judío, Frankl fue deportado durante el III Reich al campo de concentración de Auschwitz (entre otros). Allí, en el peor ambiente que uno pueda imaginar, aplicó, sobre si mismo y sobre muchos de los presos, su estudio sobre la logoterapia,  ayudando a gran cantidad de personas a evitar el suicidio, la desesperanza y el sufrimiento.cuando-el-mundo-gira-enamorado

Probablemente, si este libro hubiera llegado 15 años antes a mi vida, me hubiera servido para mucho, siendo el complemento perfecto a la fe que profeso como católica. Vivir la muerte de un hijo de tres años y tener que convivir durante otros  15  enfrentando a diario lo que provocó su muerte, no fueron tareas sencillas en mi vida, aun muy joven. Mi fe era fuerte, gracias a Dios, una fe recibida en mi familia, profundamente católica, con unos padres que me transmitieron la importancia vital de respirar a Dios cada día, y lograron imprimir en mi, la indeleble huella de la salvación eterna de mi alma. No obstante, el libro hubiera bien podido fortalecerme en momentos durísimos que tuve que experimentar, al conocer casos peores o mucho más extremos a lo que a mi me tocó vivir.  Pero Dios tiene siempre sus planes para nosotros, que son perfectos, maravillosos e inescrutables y todo tiene como finalidad un propósito para cada una de nuestras vidas. La semilla plantada bajo tierra, antes de producir fruto, debe vivir en la oscuridad más absoluta, en largas horas de silencio y de aparente esterilidad y tras ello, llegado el tiempo escogido por Dios, podrá lograr cosas que jamás sospechó, sacar a la luz sus talentos, sus frutos; su crecimiento será palpable en la medida que ella haya logrado «resistir» esa soledad y oscuridad bajo tierra.

Y si hablamos de resistencia, podemos leer algunas de las cosas que el Dr. Frankl probó en si mismo y en otros y le permitió lograr entender por qué el ser humano puede y debe luchar por sobrevivir. Hay circunstancias tremendamente duras en las cuales uno puede escoger entre dos vías;  vivir a pesar de todo, o dejarse morir. A este respecto, el doctor comenta lo siguiente:

“Existen en el hombre tres tipos de valores que dan sentido a su vida. Primero: valores creativos. Segundo: valores vivenciales. Tercero: valores de actitud. Por ejemplo, un enfermo que yo atendí vivió sucesivamente estos tres valores de forma casi dramática. Era un hombre joven. Profesión: diseñador de publicidad; al diseñar anuncios vivía los valores creativos. Sufrió un tumor en la parte alta de la columna vertebral: ya no pudo ejercer su profesión ni, por tanto, esos valores creativos.
En el hospital, se entregó a la lectura de buenos libros, se deleitaba oyendo música escogida y animaba a otros pacientes: entonces pasó a experimentar los valores vivenciales, es decir, da ahora un sentido a su vida acogiendo ese segundo tipo de valores. Primer viraje.
Finalmente, su parálisis progresa tanto que ya no es capaz de leer, ni aguanta los auriculares. ¿Qué actitud toma ante su destino? Sin quejarse, ofrece a Dios sus dolores por los seres queridos. Pues bien, cuando yo pasé la visita de la tarde, la víspera de su muerte, y sabiendo perfectamente lo que le aguardaba, ese admirable enfermo me rogó que le pusiera la inyección de medianoche: para que yo no me molestara en levantarme a mitad de la noche. Este hombre, en las últimas horas de su vida, no se preocupaba en absoluto de sí mismo, sino sólo de los demás. Segundo y maravilloso viraje hacia el tercer tipo de valores: los valores de actitud, que son los más importantes para la persona, y los más difíciles de asumir, porque no todos aceptan el sufrimiento con dignidad.” páginas 13-14
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Creo que sin saberlo, el propio Victor Frankl llegó a un descubrimiento importante que muchos místicos ya habían logrado hallar mucho antes que él: llegó a compender lo que es realmente la conformidad de uno mismo con la Divina Voluntad, y eso no es más que la santidad. Llegó a la conclusión de que muchas veces el hecho de vivir al límite de nuestras fuerzas, permite sacar de nosotros virtudes que de otro modo nunca jamás hubiéramos llegado a saber que poseíamos. Por ejemplo, el enfermo de que nos habla, logró adaptarse a esa situación límite y sacar frutos maravillosos para él y para otros. Llegó a amar más a los demás porque había experimentado el sufrimiento, y deseaba evitar que los otros tuvieran siquiera molestias ocasionadas por él.

Comenta al respecto de lo que supone el sufrimiento en esta vida:

“Tenemos que enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Es la vida quien nos pregunta a nosotros, y no nosotros a la vida. Y nuestra respuesta consiste en asumir la responsabilidad personal y en cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.” Páginas 121 y 122

Al leer esta frase pienso en tantos santos que no han «esperado nada de esta vida», porque tenían los ojos puestos en la otra, en la que no acaba. Ellos han sido un ejemplo en medio del mundo, sin hacer milagros o cosas extraordinarias, han  mostrado a los demás que en medio de los sufrimientos pueden ser felices, logrando encontrar un sentido a todo lo que les pasaba, incluso experimentando la libertad en la celda de una prisión. A diferencia de Frankl , pienso que no es «la vida» la que asigna esas tareas dolorosas a las personas, sino que Dios las permite para que estos seres especiales brillen en medio de un mundo sin razones para vivir, sean luz, sean sal de la tierra.

Y prosigue el doctor:

«Recuerdo un conocido abogado a quien fue necesario amputarle una pierna. Rompió a llorar al dejar la cama por primera vez y dar los primeros pasos con una sola pierna. Para ayudarle a vencer aquella crisis, yo le pregunté si aspiraba, de viejo, a convertirse en corredor, pues sólo así podía explicarse su desesperación. La pregunta hizo que las lágrimas se cambiasen por una débil sonrisa. El eminente jurista comprendió que la vida ni es tan pobre en posibilidades, ni pierde todo su sentido porque el cuerpo tenga una extremidad menos.” Página 130

Creo que ésta es la respuesta que necesitamos en nuestros tiempos los católicos que deseamos mantenernos fieles. Dicho de otra forma; vemos como la estabilidad que vivimos tantos años con papados coherentes, ha quedado amputada, como la pierna del paciente del Dr. Frankl. Es lógico que entre nosotros tengamos momentos de desaliento, de desamparo al ver caer el pilar que siempre tuvimos como un referente: el Papa. Pero leyendo esta anécdota tan hermosa, creo que ha llegado la hora de sacar esa sonrisa entre las lágrimas. Es hora de que nos exhortemos unos a otros y se esbocen en nuestros labios esas sonrisas que Dios quiere que cualquier católico verdadero, que viva de verdad su fe, muestre perennemente en su rostro. Yo diría que en este momento es necesario y beneficioso que se ampute de raíz el mal que aqueja nuestra Iglesia. Es el único modo de poder volver a caminar y de que por fin, venga el tan esperado Triunfo del Inmaculado Corazón de María. Cuando hace tres años empecé a sentir el dolor de ver el inicio de esta debacle, siempre venía a mi mente, como un constante, la frase del Evangelio: «Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención»(Lc.21,28). Es decir, para un católico, siempre, siempre, hay una razón de esperanza y de resurgimiento, una esperanza para erguirse y levantar su cabeza, que hace que todo lo que acontece en su vida cobre sentido.

Vienen, sin duda alguna, para los católicos fieles a la verdad revelada, tiempos duros de persecuciones inmensas. No hay que ser demasiado lúcidos para percibir el tono tenso que está tomando el estado actual de la Iglesia y la persecución de los que ostentan el máximo poder dentro de Ella hacia quienes se mantienen en la ortodoxia. Estos hechos son absolutamente obvios para quienes estamos atentos y ya hay quienes ya los están empezando a enfrentar. Si estamos decididos a seguir por el camino de la verdad, camino que marcan los 4 cardenales que han presentado las Dubia a Francisco, sabemos que tendremos mucho que sufrir.

Muchos católicos de hoy hemos vivido, la inmensa mayoría de nuestras vidas, sin tener que preocuparnos prácticamente de lo que decían los papas, pues éstos, con sus errores humanos, no tuvieron nunca que ser corregidos públicamente por atacar las verdades más elementales de nuestra fe. Pero ésto ahora ha cambiado y nos encontramos en una situación límite. Estamos enfrentando, con toda la crudeza de la similitud de la frase, «un tumor en la parte alta de la columna vertebral«, justamente, al ver como Francisco daña profundamente la fe de los católicos. Como el paciente de Frankl al enfrentar ese cáncer, tenemos dos opciones: dejar que nos mate, o luchar, sacando de nosotros mismos lo mejor que tenemos dentro y que Dios puso en nuestro corazón y en nuestra alma para sobrevivir en tiempos de crisis tremendas. Tres años y medio largos de ser «semillas ocultas bajo tierra» pueden haber logrado un milagro en nuestras vidas del cual quizás no somos plenamente conscientes, y que solo ahora veremos o no veremos fructificar. ¿Qué camino tomar en esta encrucijada, posiblemente la más importante en lo que atañe a nuestra salvación eterna? ¿Doblegarnos a los valores mundanos que nos ofrece la falsa iglesia o aceptar con valor el sufrimiento llevando esperanza y santidad a nuestras vidas, aceptando la Divina Voluntad de Dios, sin temor a lo que venga?

Por si alguno aún no se había percatado de las verdaderas intenciones de Bergoglio, ya en el mes de julio habló claro y afirmó: «No seré frenado por los conservadores»

Creo que Francisco no enfrentará de cara a los 4 cardenales que le presentaron las Dubia. Se limitará a hacer lo que ha hecho siempre a lo largo de estos años, contestar indirectamente. Podemos ver ya sus primeros movimientos en el tablero de ajedrez. El primero fue el 16 de noviembre en la catequesis de los miércoles, donde habló del siguiente modo: » ocurre cuando encontramos a alguien por la calle, o cuando recibimos una llamada… Enseguida pensamos: «¿Cuánto tiempo tendré que escuchar las quejas, los chismes, las peticiones o las presunciones de esta persona?». También sucede, e veces, que las personas fastidiosas son las más cercanas a nosotros: entre los familiares hay siempre alguno; en el trabajo no faltan; y ni siquiera durante el tiempo libre estamos a salvo. ¿Qué debemos hacer con las personas molestas? Pero también nosotros somos molestos para los demás muchas veces. ¿Por qué entre las obras de misericordia también ha sido incluida esta? ¿Soportar pacientemente a las personas molestas?»   

Seguidamente, Antonio Spadaro, director de la revista «Civiltà Cattolica», respondió por boca de Francisco en su twitter personal.

Por vez primera en estos tres años y medio, Francisco, ha concedido una entrevista al periódico de la Conferencia Espiscopal Italiana, Avvenire. Una de las respuestas, concretamente ha sido: «Algunos, – dice citando ciertas objeciones a Amoris Laetitia – continúan a ver sólo o blanco o negro, mientras en el flujo de la vida se debe discernir. Y sostiene que las críticas  “si no hay un mal espíritu, ayudan”. ”Ciertos rigorismos nacen del querer esconder en una armadura la propia insatisfacción». Ha dado con esta señal, muestras de que él es quien «gobierna y manda»olvidando todas sus bellas palabras de colegialidad y sinodalidad de las que siempre hace gala, obviando la carta que se le presentó por parte de los 4 cardenales hace ya dos meses y que han decidido hacer pública al no recibir contestación alguna.

Creo que está muy claro que él ya ha respondido a las Dubia, y los cardenales van a tener que tomar una determinación que muchos en la Iglesia estamos esperando desde hace mucho tiempo.

Por tanto, hermanos, se acabaron las medias tintas entre los católicos. No son tiempos de silencios cómplices, ni de componendas con el enemigo para «sobrevivir», que, en definitiva, no es más que morir en vida. ¿No es mejor dar la vida presente, caduca, en aras de una vida de eterna felicidad? Es hora de alistarse, o con el mundo y con la falsa iglesia que lo ha acogido, o con Dios. Sabiéndonos frágiles y pequeños,  pero confiando plenamente en la misericordia de Dios, volviéndonos como niños, con esa Infancia Espiritual que descubrió Santa Teresita, dejándonos «subir en el ascensor», porque solos sabemos que nunca podríamos subir  los peldaños del sufrimiento y de la santidad. Solamente de este modo podremos decir con San Pablo:

«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?»(Rom. 8,35)

Montserrat Sanmartí.

 

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Como Vara de Almendro

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9 Comments

  • Excelente reflexión, como es habitual por parte de Montserrat Sanmartí Fernández.
    Este es un secreto a voces: no hay vuelta atrás en la crisis que padece la Iglesia, mas ¿cómo acabará todo esto? Dicho con otras palabras: en bitácoras como esta y por lo menos en 10 más que me vienen ahora a la memoria, un día sí y otro también se detalla la debacle actual de la Iglesia: sus falsos profetas, la amenaza cierta del Anticristo, la abominación de la desolación, la gran apostasía… Y en medio de todo ello, un papa Francisco que es motivo de escándalo permanente, y no precisamente por las mismas razones por las que el Señor era motivo de escándalo.
    Entonces, qué es lo que nos falta, ¿nos falta que un grupo de cardenales y obispos tome el toro por los cuernos ya de una vez por todas? ¿O será que precisamente esto ya no va a ser posible porque -como sostienen algunos analistas- Jorge Mario Bergoglio es el falso papa anunciador del Anticristo?

  • Gracias por este bello y acertado escrito.
    Es una situación nueva, una tribulación, sin duda, de la cual hay que salir fortalecidos con la Gracia de Dios. No sabemos cómo será el camino que nos espera, pero si tenemos a Cristo con nosotros, nada hay que temer.
    Sólo pido a Dios que estos valientes cardenales defensores de la verdad se sientan confortados en medio de la gran tormenta. Y, como dices, que cada uno de nosotros sepamos dar la vida, ser testigos, sin temores, sin cálculos, sin estrategias humanas. Porque el egoísmo se disfraza de razonabilidad, la mentira de sensatez, la impostura de responsabilidad. Y nosotros, los católicos, no somos de este mundo, por eso damos la vida por Él.
    Que Dios te bendiga.

  • Y conste: los medios ultraprogres y dizque católicos que hicieron la vida imposible a papas como Juan Pablo II y Benedicto XVI, ahora cierran filas en torno a la pertinaz heterodoxia de Francisco, que sin embargo asegura que él es un hombre de oración: misa diaria, breviario, Rosario… Y cierran filas denunciando que estos cuatro distinguidos cardenales «desobedecen» a quien han jurado obedecer incluso con la vida, y esto lo echan en cara precisamente los ultraprogres dizque católicos, que son el paradigma de la desobediencia y la disidencia en la Iglesia, el paradigma de la heterodoxia y la herejía.
    Manda peras a la plaza todo esto.
    Un abrazo. Hasta aquí.

  • Magnífico artículo Montse, has dado en el clavo; ojalá lonlean y lo asimilen algunos hermanos que no quieren ver la realidad y esconden su cabeza como el avestruz en la arena. Da gusto compartir los mismos pensamientos yvlosnmiwmos ideales.
    Un saludo Hernando Rojas

    • Gracias, Hernando. Así es, encontrar católicos que vean no es tan sencillo como pudiera parecer. Por eso me alegra tanto ver comentarios en este sentido. Tengo que decir también, que hay más gente de la que pensamos que también está en nuestra línea, pero que aun teme hablar. Hay que dar tiempo al tiempo, pero creo que se están abriendo muchos a la verdad después de las últimas andanzas descaradas de Francisco y también después de la carta de nuestros fieles 4 cardenales a Francisco haciéndole llegar sus Dubia.
      Un cordial saludo.

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